Yo soy la Generación Igualdad porque…

Amanda cursaba su último semestre en la Universidad de Harvard, donde se formaba para ser astronauta, cuando fue violada.

“Me convertí en activista porque necesitaba acceder a derechos civiles, y nadie iba a regalármelos”, afirma Amanda.

“Después de haber sido violada, debí atravesar un sistema de justicia penal quebrantado. Recuerdo salir del hospital y preguntarme cómo debía continuar. Recuerdo ir al centro de crisis más cercano y encontrarme con una sala de espera repleta. Recuerdo tratar de entender cuáles eran mis derechos y qué pasos debía dar a continuación. Fue extremadamente difícil. Me encontré con un sistema diseñado para entorpecer el acceso a la justicia”.

“Si yo sufrí tanto frente al sistema, ¿cuánto sufrirán quienes no tengan acceso a los mismos recursos que yo?”, se pregunta.

“Ninguna persona debería verse obligada a elegir entre la justicia y una carrera profesional”.

Convertirse en agente del cambio

La policía y las/os abogadas/os defensoras/es para víctimas le dijeron a Amanda que las causas por violación suelen ser muy arduas y extenderse durante muchos años, por lo que ella debería elegir entre obtener justicia y continuar su carrera profesional.

REPRODUCIR
VÍDEO

“El costo económico de la violencia contra las mujeres es una consecuencia muy real. Si las sobrevivientes deciden seguir la búsqueda de justicia, deben hacer sacrificios increíbles. No creo que eso sea correcto”, expresa Amanda.

“Tampoco me pareció correcto que las pruebas recolectadas fueran rutinariamente destruidas antes de ser analizadas. No sirvió para nada. La ley tiene género y no es femenino”.

“Pude elegir entre aceptar la injusticia o reescribir la ley, y decidí reescribir la ley. Envié un correo electrónico masivo a todas las personas que conocía, incluidas/os mis profesoras/es, mis colegas y exjefas/es, y les pedí que me acompañaran en la lucha por volver realidad mi propia justicia a través de una declaración de derechos de sobrevivientes de abuso sexual”.

Así surgió su organización, Rise: una incubadora del cambio social en forma de leyes diseñadas por la ciudadanía. Desde su fundación en noviembre de 2014, Rise ha acompañado la aprobación de 33 leyes en los Estados Unidos y generado protección para más de 84 millones de sobrevivientes de violación.

“Creo que la esperanza es un recurso renovable”, afirma Amanda. “Cuando una persona en un rincón del planeta lucha por sus derechos y logra promover la aprobación y codificación de una ley, su acto inspira a otras personas a hacer lo mismo. Tenemos el poder de acción para crear el mundo que queremos. Ninguna quedará indefensa si nos unimos, ninguna será invisible si exigimos ser vistas. Por eso, exige ser vista”.

Fotografía: (imagen de cabecera):
Amanda Nguyen. Fotografía: Kate Warren.

Tres cosas que puedes hacer para formar parte de la Generación Igualdad

01

Cree en la palabra de las sobrevivientes que se atreven a contar sus experiencias

02

Usa tu voz, es tu herramienta más poderosa

03

Únete a la conversación utilizando la etiqueta #GeneraciónIgualdad