Yo soy la Generación Igualdad porque…

"La pandemia de COVID-19 es una situación complicada para todas las personas, pero esta crisis golpea con más fuerza donde la protección social es más débil", afirma Kukaewkasem.

"Las mujeres migrantes ya son de por sí uno de los grupos más vulnerables de la sociedad y, a raíz de la pandemia, sus vidas se han vuelto más arduas, en especial para aquellas que experimentan violencia contra mujeres y niñas en el ámbito privado. Les decimos que permanezcan en sus hogares y estén a salvo, pero ¿qué pasa si en los hogares es donde no se sienten seguras?".

"Crecí viendo cómo mi padre abusaba de mi madre. Nadie hizo nada para intervenir... Quizás sea este el motivo por el cual me dedico a hacer lo que hago hoy en día".

"Un mundo sin violencia... empieza con nuestra voz y acción".

El Proyecto de Restauración de la Libertad

Kukaewkasem vive en la ciudad de Mae Sot, al noroeste de Tailandia, donde se concentra una gran población migrante procedente de Birmania. Sia Kukaewkasem fundó el Proyecto de Restauración de la Libertad en 2016 con el objetivo de ayudar a las mujeres migrantes y víctimas de violencia contra mujeres y niñas en el ámbito privado a través de programas educativos y el empoderamiento comunitario.

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Poner fin a la violencia doméstica con una acción a la vez.

"Antes de la pandemia, organizábamos grupos de ayuda mutua con mujeres que habían sufrido violencia en el ámbito privado. Ya no podemos hacerlo debido a las restricciones de viaje y al distanciamiento social, por lo que aumenta el riesgo de violencia para quienes están atrapadas en sus hogares con los agresores", explica.

Hoy en día, las mujeres migrantes corren un mayor riesgo

En un caso durante el período de aislamiento, la organización de Kukaewkasem se vio impulsada a alquilar una habitación para proteger a una víctima de violencia de género y sus hijos. "Una madre joven de un niño de cinco años y un bebé de 11 meses estaba siendo golpeada por su marido". Quería irse de su casa, pero no tenía ningún lugar donde ir y no podía abandonar Mae Sot debido a que las fronteras estaban cerradas".

Además, muchas migrantes viven en viviendas pequeñas sin agua potable, por lo que están más expuestas a contagiarse de COVID-19. "Cuanto más a menudo se laven las manos, más veces deben ir a buscar agua, lo que aumenta su riesgo de contraer el virus. Lavarse las manos es un lujo para muchas de las familias con las que trabajamos", comenta Kukaewkasem.

"Además de prestar apoyo mental y emocional, también entregamos alimentos porque muchas familias perdieron sus empleos o tienen menos trabajo como consecuencia de la crisis de COVID-19".

"A pesar de los problemas actuales, nuestros grupos de ayuda mutua se han mantenido en contacto y han seguido apoyándose unos a otros".

"Creo que es posible vivir en un mundo sin violencia, pero esto empieza con nuestra voz y acción".

Fotografía: (imagen de cabecera):
Sia Kukaewkasem es la fundadora del Proyecto de Restauración de la Libertad, que ayuda a mujeres migrantes y víctimas de violencia contra mujeres y niñas en el ámbito privado a través de programas educativos y el empoderamiento comunitario. Foto: cortesía de Dragonfly

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